¿Por qué se están gritando esas dos señoras? Preguntó un niño a su padre,
cuando estaban escuchando la agria discusión de dos mujeres en el mercado.
El niño había nacido con un problema congénito que le había causado
ceguera, sus otros instintos se le habían desarrollado más para compensar la
falta de la vista, la audición en particular, era algo que tenía muy
desarrollado.
Están discutiendo porque ambas tomaron la misma fruta y se la están
peleando, le contestó el papá, mientras las mujeres seguían discutiendo.
¿Por qué se escuchan en diferentes niveles, como si una de ellas estuviera
sentada? Preguntó el niño, el padre volteó a ver a su hijo, aun con el trato
diario se seguía sorprendiendo de la capacidad de su hijo para identificar el
entorno sólo con el oído Es por que una de ellas está en silla de ruedas, le
contestó el orgulloso padre.
¿Y quién tomó la fruta primero, la señora que está en la silla de ruedas o
la otra señora? Preguntó el niño
Fue la otra señora la que la tomó primero, contestó el papá.
¿Y por qué la señora de la silla de ruedas le dice que tiene más derecho?
Preguntó muy serio el niño de nuevo.
Creo que por estar en silla de ruedas le contestó el padre.
El niño ya no dijo nada, sólo se quedó meditando las palabras de su padre y
escuchando la discusión que aun tenían las mujeres.
El papá tomó de la mano a su hijo y se retiraron a otro puesto, por el
rostro de su hijo sabía que le había causado una contrariedad la discusión que
habían escuchado y lo quiso retirar del lugar.
¿Oye papá, y en verdad la señora de la silla de ruedas tenía más derecho de
quedarse con la fruta?
El papá se le quedó viendo a su hijo, el niño a su corta edad tenía una
capacidad de pensar tan profundamente, que más de una vez lo había metido en
aprietos por no saber qué contestarle...
No hijo, no necesariamente, porque en esa ocasión estaban en igualdad de
circunstancias y quien había tomado la fruta primero era la otra señora, la
silla de ruedas no era algo que podía poner en desventaja a una señora de la
otra, le contestó el afligido padre a su inteligente hijo.
El niño sólo asintió con la cabeza concentrado en sus pensamientos, ya no
le hizo más cuestionamientos a su papá, quien al ver que su hijo ya no le
preguntaba nada más, sintió un profundo alivio y siguieron su camino.
Ese mismo día, por la tarde, el niño acudió a su clase de música, eran
clases privadas que le daba un maestro a él y a una vecinita de su edad, ese día
estaban practicando porque iban a tener una presentación y el maestro tenía que
escoger a cuál de los dos le daba la nota principal.
Ambos niños eran muy competitivos y ambos buscaban tener el rol principal,
como era de esperarse, a media clase se armó la discusión, pelearon por los
tonos, por los tiempos, el maestro paciente intentaba ser conciliador, no podía
abogar por ninguno de los dos, por no lastimar el sentimiento de esos talentosos
niños, en eso estaban cuando llegó el papá a recoger a su hijo, cuando vio la
discusión le preguntó al maestro de qué se trataba, cuando le explicaron hizo lo
mismo que el maestro, dejar que los niños llegaran a un acuerdo.
Cuando el niño escuchó que llegó su padre dejó de pelear, le dijo al
maestro que estaba de acuerdo en que la niña llevara la parte principal y con
una sonrisa se retiró del lugar.
El papá estaba sorprendido de la actitud de su hijo, por lo regular peleaba
hasta salirse con la suya cuando sabía que tenía la razón y esta ocasión sabía
que su hijo pensaba que estaba en lo correcto al pedir la parte principal.
¿Hijo, por qué cediste en darle la parte principal a tu amiguita? El niño
sonriendo le contestó, Cuando tu llegaste me acordé de las señoras en el
mercado, de cómo me comentaste que la que traía la silla de ruedas no tenía más
derecho que la otra sólo por estar en la silla de ruedas...
El padre no entendía a qué se refería su hijo, sin intentar manejar como
una ventaja o desventaja su ceguera le preguntó Y aquí cuál sería la desventaja
de uno o de otro.
El niño, paciente, le contestó Ella no tenía más derecho realmente, ambos
llevamos el mismo tiempo estudiando, pero ella siempre me ha dado pena que tenga
que estar leyendo unas partituras para entender la música, no tiene la capacidad
de entenderla con sólo escucharla como lo hago yo, es como la señora de la silla
de ruedas que sentía que por estar así tenía más derecho que la otra señora;
aquí es igual, mi compañera al sentir su desventaja conmigo, sentía que tenía
más derecho de tocar esta parte pero no era así. Pero recapacité y le cedí el
lugar, después de todo, siento pena por ella, su única forma de sentir la música
es leyendo una partitura...
El papá cuando lo escuchó, sintió cómo se le hacía un nudo en la garganta,
sus ojos se le llenaron de lágrimas al escuchar la profundidad de la respuesta
de su hijo, orgulloso lo abrazó y le contestó Hiciste bien, me siento muy
orgulloso de ti.
El hijo sonriendo le devolvió el abrazo, sonreía porque sabía que ese
concierto era sólo de prueba, el concierto eliminatorio para escoger a la
orquesta infantil de la ciudad, era otro que se iba a realizar en tres meses y
estaba consciente que a su compañerita la iban a discriminar... Porque ella no
tenía la menor oportunidad de ganar.
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