domingo, 10 de noviembre de 2013

Leyendo tu cuerpo...

Que maravilloso es leer tu cuerpo con mis manos como si fueras braille en un hermoso manto...
 
Sentir entre mis dedos las caricias de tu sedoso cabello, la sensación me obliga a repasarlo de nuevo.
 
Sentir tu frente, lisa, como movimientos casi imperceptibles con el paso de mi mano, tu cejas, suaves como plumón de ave, parejas, sintiendo las dos con mis dos pulgares, recorriéndolas despacio hasta llegar al espacio donde nace tu nariz, recta, piel suave, erguida orgullosa sobre tus labios bellos, perfectos, bien delineados, carnosos, hechos para el beso, franqueados por tus mejillas que se contraen con una leve sonrisa...
 
Tu cuello es la aduana obligada para llegar al universo privado, intimo, donde el egoísmo se manifiesta, donde nada es compartido...
 
Bajo mis manos por tu pecho, senos sensibles al tacto sentido, pezones erectos reclamando atención, esclavo sumiso ante tal reclamación.
 
Me pierdo en el tiempo sintiendo tus senos, viajero constante retomo el camino, tu abdomen marcado por tu don de vida, cicatrices que solo realzan tu belleza, recuerdo constante de vida sonante que gracias a ti ahora nos rodea, niños perfectos que nacieron de tan bello cuerpo.
 
Sigo mi camino, llego a otro destino, siento tu vello perfectamente cortado, como una obertura a tu hermosa abertura, abertura húmeda consecuencia de mi atrevida aventura...
 
Es casi imposible moverme de ahí, movimientos involuntarios me dicen que es el lugar adecuado, bajos jadeos como profundos susurros me indican hasta cuando he de seguir, espasmo total, ahora ya es todo tranquilidad...
 
Continúo mi camino, ahora marcado por generosas piernas, las recorro todas, pausadamente, gozando cada centímetro, cada milímetro, cada parte de ti, todo de ti...
 
Llego a tus pies, talones marcados por asperezas que no demeritan en nada tu belleza, los recorro todos, son la base de tan hermosa presencia, dedos sensibles ante los míos, risas involuntarias, creo que he llegado al final del camino, es hora de regresar, tomándome el mismo tiempo que tarde en llegar...
 
Que maravilloso leer en tan amado cuerpo, hermoso braille que tanto sentido le dio a mis dedos, verte con mis manos, en tu cuerpo sentirte. Como me sorprende que la gente me diga ciego, solo porque con mis ojos no puedo verte...
 
Vista perdida en un accidente que ahora permite con mis dedos leerte, sentirte, adorarte, viendo lo que la vista nunca me dejo ver, gozando plenamente de toda tu piel.
 
Hoy me pregunto si realmente ciego estoy o si siempre lo fui, hoy comprendo que la vista no está en los ojos, está solo en el corazón de los que realmente quieren ver...
 
 
 
 

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