Timbres que violentan la madrugada, el despertador implacable marca la hora
de levantarse, se levanta puntual, con ánimo, las pocas horas de sueño
provocadas por doblar turnos marcan sendas ojeras que de forma orgullosa porta
el responsable obrero, la oscuridad es parte natural del entorno de su casa,
oscuridad cuando sale, oscuridad cuando regresa...
Las carencias lo obligaron a detener sus estudios, el hambre por seguir
estudiando lo motivan a seguir trabajando, ahorros indispensables para continuar
con su vida, resuelto a concluir su ingeniería...
Planes muchos, resueltos ninguno, dependiendo siempre de doblar turnos para
poder ahorrar, para poder en el futuro estudiar, no hay fatigas, la fatiga
física queda opacada por su espíritu de superación, sabe que su dedicación
frutos tendrá...
Se arregla, toma su agua con canela, es su desayuno, no hay para más, hay
que economizar...
Recoge sus cosas y parte a un día más, a laborar, a doblar turnos, a
duplicar ingresos, a demostrarse que lo puede lograr.
Va por la calle, alumbrada parcialmente por las pocas lámparas de su
colonia irregular, sin pavimentar. Otro ser nocturno también deambula por las
calles, consciente de que su dominio termina cuando nace el día, no ha sido una
noche productiva, pocas cosas ajenas carga consigo, busca como terminar bien la
noche...
Cada uno va por su camino, se observan en la distancia, advertencias
despiertan en diferentes sentidos, uno se convierte en presa, el otro en
cazador.
El criterio le dicta cambiar la rutina, cruza la calle, cambia de rumbo...
Pero el rastro ya está identificado, lo siguen a la distancia, ojos vidriosos
que no le pierden detalle, armas punzantes, decisiones tomadas.
El trecho se acorta, los pasos se avivan, las calles vacías, la angustia...
Ahora llena su vida.
Crónicas, remembranzas, recuerdos en imágenes instantáneas pasan por su
mente, años de lucha plasmadas en segundos, segundos que ahora definen su
suerte.
Los rápidos pasos ahora se convierten en galopadas ligeras, corriendo con
angustia, la prioridad por su ingeniera por ahora suplida por conservar la
vida.
Como lamenta llevar todos sus ahorros consigo, amigos como tantos, expertos
como nadie, experimentados en nada lo convencieron que lo mejor era guardarlos
en el banco, lleva con el todo su futuro, todo el ahorro de años de doblar
turnos, todo el dinero que había juntado...
Lo siente tras de él, sus pasos emiten los mismos ecos, las jadeantes
respiraciones concuerdan en un coro maldito, como maldita su suerte...
En su loca carrera uno tropieza...
Tiempo suficiente para que gane distancia la presa, la cacería de nuevo
empieza, adrenalina que corren por sus venas, fuerzas... Que empiezan a
desfallecer.
Largas jornadas laborares, horas de estudios dedicadas, vida sedentaria
obligada cobra su factura. Vida llenas de vicios, alimentación insuficiente,
refugios en intemperies ahora son demostradas. Pero la necesidad de uno y la
supervivencia del otro sacan fuerzas que solo extienden la agonía.
Dobla la esquina, choca de frente con jornaleros que regresan, compañeros
de empleo, todos caen, amigos, presa y cazador, gritos de auxilio, veloz
huida...
El rápido recuento del dramático suceso deja sorprendidos a los salvadores
amigos, juntos lo acompañan para que tome su transporte, todos felices por su
giro de la suerte...
¡Es el destino, naciste para triunfar, es una muestra de que todo lo vas a
lograr! no lo dejan de halagar...
El caminando de espaldas, ellos viéndolo de frente, como director de
orquesta dirigiendo el preludio a su final.
Absorto de los halagos, concentrados en el salvado, todos llegando al fin
del camino...
El resucitado del trágico destino mareado por los halagos siente como se
ilumina todo su cuerpo, una luz cegadora lo convence que realmente es un ser
escogido, ahora está seguro que será ingeniero, ahora sabe que tanta dedicación
realmente lo ha valido.
El ser iluminado regresa a la tierra, ahora distingue que los gritos de sus
amigos son gritos de advertencia, un claxon, está bajo la banqueta. Un golpe
seco, único, mortal...
Ahora la luz se ha apagado. Ve a sus amigos llorando, ve un transporte
urbano, gente asustada, un chofer desconsolado... Ve un obrero tirado, con su
uniforme bien planchado, manchado, descompuesto, desfigurado. No reconoce el
cuerpo sin vida, llama a sus amigos, pregunta quién es, nadie lo escucha, nadie
lo voltea a ver...
Reconoce el vestir, el calzado desgastado y la mochila donde lleva todo su
porvenir, es cuando se da cuenta que nadie lo voltea a ver... Porque ya todos lo
están viendo a él.
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