Que maravilloso es leer tu cuerpo con mis manos como si fueras braille en
un hermoso manto...
Sentir entre mis dedos las caricias de tu sedoso cabello, la sensación me
obliga a repasarlo de nuevo.
Sentir tu frente, lisa, como movimientos casi imperceptibles con el paso de
mi mano, tu cejas, suaves como plumón de ave, parejas, sintiendo las dos con mis
dos pulgares, recorriéndolas despacio hasta llegar al espacio donde nace tu
nariz, recta, piel suave, erguida orgullosa sobre tus labios bellos, perfectos,
bien delineados, carnosos, hechos para el beso, franqueados por tus mejillas que
se contraen con una leve sonrisa...
Tu cuello es la aduana obligada para llegar al universo privado, intimo,
donde el egoísmo se manifiesta, donde nada es compartido...
Bajo mis manos por tu pecho, senos sensibles al tacto sentido, pezones
erectos reclamando atención, esclavo sumiso ante tal reclamación.
Me pierdo en el tiempo sintiendo tus senos, viajero constante retomo el
camino, tu abdomen marcado por tu don de vida, cicatrices que solo realzan tu
belleza, recuerdo constante de vida sonante que gracias a ti ahora nos rodea,
niños perfectos que nacieron de tan bello cuerpo.
Sigo mi camino, llego a otro destino, siento tu vello perfectamente
cortado, como una obertura a tu hermosa abertura, abertura húmeda consecuencia
de mi atrevida aventura...
Es casi imposible moverme de ahí, movimientos involuntarios me dicen que es
el lugar adecuado, bajos jadeos como profundos susurros me indican hasta cuando
he de seguir, espasmo total, ahora ya es todo tranquilidad...
Continúo mi camino, ahora marcado por generosas piernas, las recorro todas,
pausadamente, gozando cada centímetro, cada milímetro, cada parte de ti, todo de
ti...
Llego a tus pies, talones marcados por asperezas que no demeritan en nada
tu belleza, los recorro todos, son la base de tan hermosa presencia, dedos
sensibles ante los míos, risas involuntarias, creo que he llegado al final del
camino, es hora de regresar, tomándome el mismo tiempo que tarde en
llegar...
Que maravilloso leer en tan amado cuerpo, hermoso braille que tanto sentido
le dio a mis dedos, verte con mis manos, en tu cuerpo sentirte. Como me
sorprende que la gente me diga ciego, solo porque con mis ojos no puedo
verte...
Vista perdida en un accidente que ahora permite con mis dedos leerte,
sentirte, adorarte, viendo lo que la vista nunca me dejo ver, gozando plenamente
de toda tu piel.
Hoy me pregunto si realmente ciego estoy o si siempre lo fui, hoy comprendo
que la vista no está en los ojos, está solo en el corazón de los que realmente
quieren ver...
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