Está en su cuarto, es un sábado, no hay clases, sus padres están por salir
y lo van a dejar solo en la casa toda la tarde, se ha puesto de acuerdo con su
chica para ver juntos una película, sin haberlo hablado se han puesto de
acuerdo, ese día va a ser su primera vez, para ambos, después de unos meses de
noviazgo saben que ese es el día.
Está muy nervioso, ante todos siempre se ha mostrado como una persona de
mundo, conocedor de todos los temas, lleno esta su perfil de amigos de la
escuela pero también de muchos que son virtuales, con todos platica, de todo
hablan, sus pláticas entre hombres expertos todos ellos pubertos le han dicho
como debe hacerlo, las cientos de posiciones que son recomendables, ha visto
videos, varios de ellos de sus propios amigos cuando se filmaron
haciéndolo.
Ella en su casa, también se prepara, sus amigas en su mayoría ya han tenido
esa primera experiencia, hay algunas que aún no lo han hecho, entre ellas
platican los temas de una forma más profunda, todas de acuerdo en que solo tenga
sexo seguro, algunas le han dicho de cómo debe tocarlo, de lo que se siente, las
más atrevidas de hacerlo oralmente, siempre ha sido abierta en esos temas, con
otro novio que tuvo llegaron a mucho, pero no lo culminaron, el novio se
conformaba con que ella solo lo masturbara, cuando él se sentía satisfecho ya
nada más importaba, ella en ese entonces no sabía que también tenía derecho a
que la atendieran...
Con sus amigas ha visto un centenar de videos, la mayoría de las veces
guiadas por morbo puro, sin verlos por el solo placer de excitarse, solo de
burlarse de lo que ahí veían, de cómo lo hacían, de las caras que ponían, del
asco de ver a las mujeres todas batidas...
Los minutos pasan, ambos en sus respectivas casas esperan el momento, se
envían textos, continuamente con puros mensajes mantienen esa llama incipiente
todo el momento encendida, ahora no hay amigos ni amigas, son solo dos personas
que están decididas.
Ella recibe un mensaje, ya los padres de su novio han salido, ya está
confirmado que está solo en su casa, ella siente un vacío en el estómago, está
emocionada, está nerviosa, tiene miedo... Pero no se arrepiente.
Toma su inseparable mochila y sale a la casa del novio, está a solo unas
cuadras, son vecinos desde niños, prácticamente se conocen de toda la vida, sus
padres son grandes amigos, es un noviazgo que ha sido a ellos ocultado.
Va andando, cada paso era como una paleada en tierra fresca donde tenia
enterrados recuerdos, de palabras que están saliendo, algunas de su madre, en
esas primeras platicas de sexo, intentos vanos de darle una educación sexual que
se quedaba extremadamente corta en comparación con toda la información
disponible en la red. Las palabras del consejero de la escuela que le daba una materia para introducir a todos los alumnos en el tema, con
métodos de protección, de anticoncepción, pláticas sobre enfermedades veneras,
embarazos no deseados, consejos de todo eso que cuando se está en el momento por
lo regular se olvida. Las palabras de las tías, de la abuela, que entre broma y
broma siempre le advertían que tuviera cuidado, que cuando pasara fuera con el
indicado, que lo hiciera por amor, que nunca lo hiciera solo por curiosidad, que
por piedad no se fuera a embarazar...
Mas pasos, mas paleadas sacando recuerdos, las palabras, las indicaciones,
los consejos, los videos, las pláticas, todo lo que se iba acumulando en su
mente desde que entrara a la pubertad, cuando su cuerpo le enseño que había
nuevos tipos de necesidad, cuando sintió por primera vez lo que puede provocar
una mirada, cuando asombrada conocía y disfrutaba como se reflejaba en otras
partes de su cuerpo el simple roce de unas manos, cuando sintió por primera vez
como se le escapaba la fuerza en las piernas, provocada por la oleada de calor
que la invadió cuando su boca dejo de estar cerrada, cuando permitió el entrar
de una lengua acompañada de manos inexpertas que recorrían su piel, cuando esa
sensación era mayor por el miedo que eso nuevo provocaba, cuando el miedo dejo
de serlo, cuando unos besos y caricias dejaron de ser suficientes...
Sentía un calor en su ingle que se iba incrementando con los pasos que
daba, con el roce de la tela, con lo que sabe que le espera, los mensajes de
texto no paran, urgiendo a que ya llegue.
Él está sentado en una ventana, vigilando la calle, esperando por ella,
tiene puestos unos audífonos que no emiten sonido, su mente está perdida entre
miles de pensamientos, está muy nervioso, los cientos de consejos dados por sus
expertos amigos de nada le han servido, el temor de fallar, de no poder, de no
saber qué hacer lo tienen lleno de nervios... En eso la ve aparecer, ya viene
por la esquina de su calle, se levanta y de inmediato va a la puerta, se queda
inmóvil parado esperando a que toque, eterno se le hizo el momento cuando
tocaron a la puerta.
Abrió, sonriendo se hizo a un lado para dejarla pasar, la siguió hasta un
gran sillón café donde estaba la televisión, ahí ambos se sentaron, los dos con
las manos en sus rodillas, sin decirse nada, el prendió la tele, puso el canal
de videos, bromearon sobre lo que estaban viendo, sus cuerpos les urgían a
empezar, pero ninguno de los dos sabia como iniciar...
Ella tomo la iniciativa, se acercó un poco más, él pudo vencer sus nervios
y volteo a verla para besarla, abrieron sus labios para darle oportunidad al
instinto de hacer su trabajo, se fueron relajando, fueron recorriendo sus
cuerpos, suaves jadeos se empezaron a escuchar, los noveles amantes se empezaron
a desabrochar sus ropas para tener el acceso a todo su cuerpo, ella siempre
tomando la iniciativa, el siguiendo sus pasos, toco sus senos, quiso abrirle el
pantalón pero sus torpes dedos no se lo permitían, ella lo besaba mientras lo
acariciaba, ya no eran dos niños jugando a ser amantes, eran dos amantes dejando
de ser niños...
Ella se abrió el pantalón, permitiendo que el metiera su mano, ella soltó
un gran suspiro cuando sintió sus dedos entrando en su cuerpo, mientras lo
estaba acariciando, sintiendo su dureza entre sus manos, él le bajo más sus
pantalones, ella le ayudo para quitárselo todo, se recostaron en el sillón, ella
ya solo portaba las bragas y la blusa, el aun con el pantalón puesto, siguieron
besándose, el siguió explorando, intento meter dos dedos y ella sintió un dolor
intenso, se puso rígida, él le pregunto si estaba bien, no tenía idea de que
había pasado, ella le dijo que estaba bien, que solo tuviera cuidado, que la
había lastimado.
Continuaron de nuevo, besándose, recorriéndose, él la puso completamente
vertical, se bajó el pantalón y se preparó a penetrarla, ella estaba lista a
recibirlo, muy excitada, cuando lo sintió encima de ella lo detuvo, no tenía
puesto el preservativo...
El sintió como una frustración le invadía todo su cuerpo, se sentaron
mientras el buscaba el condón que tenia listo para ese día, para ese momento
especial, para esa gran ocasión, lo tenía en una bolsa del pantalón, lo saco,
abrió el empaque y fue cuando inicio el momento más difícil de su primera vez...
El ponerse el condón.
Cientos de pláticas habían recibido sobre su uso, había visto videos de
cómo ponerlo, sus amigos siempre bromeaban de cómo usarlo, siempre había
escuchado de ellos, había comprado un paquete con varios... Pero nunca había
practicado.
Ella estaba medio recostada, esperando, el dándole la espalda, también
sentado intentaba ponerlo, con la presión que sentía había perdido casi toda la
erección, el primero que intento poner lo rompió con los dedos, lo tiro e
intento con otro, entraba la parte de arriba pero ya no estaba erecto, no bajaba
el resto, los minutos pasaban y el no podía poner su pene dentro.
Ella miraba al piso, miraba el televisor, veía el techo, veía su espalda,
no sabía que pasaba, no sabía por qué tardaba, el encanto se empezaba a romper y
una frustración empezaba a llegar, sin decirle nada se puso a su lado y con sus
manos lo empezó a ayudar, en cuanto sintió las manos de ella de inmediato
reacciono lo que facilito bajar bien el condón, nuevamente tomaron sus lugares, él encima de ella, ella lista para recibirlo y por fin llego
la penetración.
El dolor fue muy intenso, ella sintió como algo se rasgaba dentro de ella,
ya sabía que iba a tener dolor, ya se lo habían advertido pero aun así la tomó
por sorpresa, solo se mordió una mano y dejo que él continuara, el dolor fue
disminuyendo para dar lugar a una nueva sensación, un placer que no conocía,
poco a poco fue exigiendo más, con sus manos lo jalaba para que penetrara más,
cuando empezaba a disfrutarlo sintió como él se tensaba y emitida un ruido sordo
hasta quedar derrumbado sobre ella, quedándose inmóvil, ella no sabía qué hacer,
con sus manos a un lado de sus hombros, su cabeza a un lado de la de él, solo
veía el techo, el ventilador que ahí colgaba, que lentamente se movía, algunas
telarañas escondidas entre las cortinas, con sus piernas adormecidas por la
inusual posición espero, quedándose quieta hasta que él se movió.
Él se recostó a su lado, así se quedaron por varios minutos, sin hablar,
sin decir nada, solo viendo al techo, ninguno de los dos sabía que procedía, que
era lo que a continuación seguía…
Él se levantó primero, volteo para quitarse el condón cuando quedo muy
impresionado de lo que veía, estaba todo manchado de sangre, asustado la volteo
a ver y confirmo que ella también estaba manchada de sangre, no supo que hacer,
se quedó sin palabras, sin moverse, solo le señalo la entrepierna y le dijo...
Estas llena de sangre.
Ella sonrojada y apenada de inmediato se levantó y corrió al baño, se vio,
se lavó mientras él hacía lo mismo en otro baño. Ella llevaba en su mochila un
juego de ropa interior limpia, ya le habían advertido de lo que podía pasar, se
cambió y guardo la braga manchada.
Regresaron al sillón y se dieron cuenta de otro problema, estaba manchado
de sangre, ambos se voltearon a ver... Y soltaron al mismo tiempo una profunda
carcajada, sacando el estrés, sacando la tensión, sacando todos los sentimientos
encontrados por los que estaban pasando y con sonrisas festejaron la ocasión de
su primera vez.
El sillón era de tela, de color café, buscaron todos los líquidos
limpiadores que había en la casa y estuvieron por horas limpiando hasta borrar
toda huella de lo que ahí había pasado, tanto tallaron el sillón que había
perdido un grado de color en esta parte, pensaron que era mejor que lo vieran un
poco descolorido a encontrarlo con rastros de sangre.
El tiempo que invirtieron en limpiar el sillón les sirvió para unirse más,
para poder suavizar cualquier mal recuerdo, fue la perfecta terapia para unir
dos almas más allá de una simple relación sexual.
El tiempo pasó, después de esa primera vez vinieron muchas más, la
experiencia mejoro, siguieron su relación hasta que el tiempo se los permitió.
Cuando llego la universidad ambos se tuvieron que separar, siguieron en contacto
pero la distancia, el trato con otras gentes, el vivir en lugares diferentes
enfrió la relación, cada vez el contacto fue menor hasta que un buen día
simplemente se terminó, la distancia, el tiempo, la rutina así lo decidió.
Tenían años sin contacto cuando de nuevo se encontraron. Fue en una tienda
comercial en la ciudad donde vivían sus padres, él estaba comprando alimento
para los perros, ella iba acompañando a su madre, ambos estaban de vacaciones
por el verano, fue en el área de congelados donde se toparon, se saludaron, se
abrazaron, estuvieron platicando hasta que la madre de ella, aburrida y
desesperada les corto la charla, se intercambiaron teléfonos, ambos seguían
solteros, los textos iniciaron de nuevo, como adolescentes no dejaban de
mensajearse.
El la invito a cenar a la casa de sus papas quienes la recibieron con mucho
gusto, la amistad entre sus padres continuaba por lo que fue como una cena en
familia, se pusieron al día, una cena deliciosa acompañada de una amena platica,
después de la sobre mesa pasaron al living a tomar un café, la mama apenada con
ella cuando la invito a sentar, le decía que aún no se explicaba cómo se había
decolorado ese sillón tan caro que tenían frente al televisor, le platico que
tenían años que lo querían desechar pero que su hijo estaba empecinado en
conservarlo, tan así que les había reembolsado lo que les había costado con tal
de que no lo tiraran, no entendía por qué tanta necedad en conservarlo...
Ella, al ver que era el mismo sillón de su primera vez sintió como se
sonrojaba y le contesto... Es un sillón muy bonito, aquí muchas veces vimos la
televisión, si fuera mío le aseguro que tampoco lo quisiera tirar.
Los días pasaron y cada uno regreso al lugar donde trabajaban, los mensajes
continuaron, se vieron varias veces hasta que se comprometieron y al año se
casaron, compraron una casa muy grande, tuvieron tres hijas, juntos compartieron
su crianza, siempre estuvieron presentes, siempre buscando ser unos padres
ejemplares...
Un sábado tenían que salir a una fiesta del trabajo, iban a estar fuera
todo el día, las hijas más chicas las llevaban consigo, solo la mayor que ya era
una adolescente no quiso ir, no hubo poder humano que la obligara a ir, se
despidieron de ella viéndola sentada, apenas los volteo a ver, solo les pregunto
a qué hora regresaban, cuando le confirmaron que hasta la noche volvían ella
disimulo una gran sonrisa, estaba muy metida enviando mensajes de texto, desde
la mañana así estaba, mensajeandose con un novio que tenía, se estaban poniendo
de acuerdo para verse más tarde, no paraban de enviarse mensajes, el novio desde
su casa y ella sentada en un viejo sillón café, uno que estaba descolorido en
una parte... El mismo viejo sillón que tantos recuerdos les traía a sus padres.
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