Llorando desconsoladamente se aprecia a una mujer caminando, en su andar va
dejando servilletas con las que intenta secar sus lagrimas y sus escurrimientos
nasales, servilletas que parecen escamas, escamas semejantes a las mudas que
dejan las serpientes cuando cambian de piel...
Tiene un andar sigiloso, no perceptible, solo te das cuenta de su presencia
cuando chocas con ella provocando el ruido de su bolso, tintineos de llaves,
monedas, objetos de vidrio, ruidos avizores de que tu presencia estuvo demasiado
cercana, cascabeles que advierten que no eres bienvenido.
Sigue su camino, zigzagueando por las calles llenas de gente, evitándolos,
esquivándolos, siempre dejando su rastro en todo el camino, escamas secas, piel
añeja...
Se para frente a una puerta, espera, quieta, sin moverse, las lagrimas
detenidas, el rastro parado, no voltea a ningún lado, mirada fija al frente. Son
puertas de unas oficinas administrativas, madrigueras de seres que atentos a la
hora de la salida están.
El minutero avanza, tiempos imprecisos, brincando los minutos, con temor,
como previendo, como previniendo. La hora llega, el tiempo coincide con la hora
de partir, jornaleros avanzan a la salida, la mujer atenta se aparta, a un lado
de la puerta queda, asechando, sin moverse...
Empiezan a salir tranquilas las masas, gente en manada, gente en solitario,
platicando unos, alegando otros, los menos... Solos, capturados por sus
teléfonos celulares en textos que no acaban.
La mujer prepara la emboscada, sus facciones se tensan, la mujer llorosa se
transforma , se endereza, se alza, su cabeza va retrocediendo, su figura se
estiliza, toma altura sin despegar sus pies del suelo, arqueándose,
estirándose...
Distingue a su presa, se acerca sigilosa y ataca, una bofetada que nunca
esperaban, la sorpresa opacada con la pantalla de un móvil llena de imágenes,
testimoniales de la falta imperdonable, mudo ante las fotografías, paralizado
por el miedo, sin argumento que dar, la presa solo agacha la cabeza, acepta su
infortunio convencido, aceptando, resignación con sentido... La Mujer Serpiente
lo ha picado y sabe que no tiene destino.
Pobre serpiente!!! Debe haber sido herida a muerte para atacar de esa manera.
ResponderEliminarAunque, como en todo, debe haber alguna clase de "bicha" que ataca sólo por diversión.
Slds!!