Se conocieron como siempre pasa, cuando ninguno de los esperaba nada, ambos
casados con familias hechas, sin buscar nada nuevo en la vida, ambos sumidos en
una plana rutina...
El provenía de otro estado, solo por unos meses a cambiar de ciudad
obligado, por cuestiones de negocios temporalmente mudado.
Ella ama de casa, responsable siempre de todos y de todo, día a día
pendiente de nada faltar en ese modelo de hogar...
Ambos coinciden en una cafetería, solo por un cappuccino ambos acudieron,
uno parado atrás del otro, esperando por el empleado ser atendidos, solo un
mirada y un cruce de palabras, fue todo lo que necesitaron para que desde es día
todo cambiara en sus vidas...
Se quedaron platicando algo mas de una hora, temas banales, charlas sin
sentido, las palabras no importaban, solo lo que con la mirada hablaban...
Inclinados uno hacia el otro, con la excusa de escucharse mejor, era mas
fuerte esa tentadora atracción que todo el pudor que ambos pudieran sentir...
Después de esa vez, acordaron verse otra vez, pero solo si la suerte se hacia
presente, al día siguiente a la misma hora y en el mismo lugar, sin ser un
compromiso formal, solo si no tenían nada mejor que hacer...
Tres veces mas se encontraron, las suficientes, ahora las citas futuras en
el departamento de el se pactaron...
Fue una relación apasionada, renovaron deseos y placeres que habían
olvidado, afuera del departamento quedaban las personas formales y responsables,
adentro solo había dos seres entregados a sus mas bajos placeres.
Esto duro seis meses, el tiempo que el iba a estar viviendo temporalmente
en esa ciudad del pecado, ambos desde el inicio de esto consientes, sabían que
no tenían mas futuro que su hoy presente...
En su ultimo día no hubo recriminación alguna, no había por que haberla,
era una relación aceptada y acordada por dos personas maduras, sin exigencias,
sin falsas promesas.
Después de disfrutar esa apasionada despedida el le dio una caja, un
recuerdo para que ella siempre lo tuviera presente, al abrirlo vio un elegante
reloj, de marca fina, con pequeños diamantes para que nunca se olvidara de su
galante amante
Esta hermoso! ella emocionada le exclamo y con otro beso mas lo
agradeció... Era el momento de partir y el ultimo adiós con un beso y un abrazo
se dio...
Ahora, ya sin quien le diera un nuevo tono a su vida ella volvió a lo que
siempre, a su antigua rutina, sentía remordimientos cuando a su enamorado esposo
atendía, el siempre atento, siempre por ella y su familia solo vivía...
El reloj estaba escondido, no había forma de justificar su existencia, ella
no trabajaba, era ama de casa, no había forma de que ella algo así se pagara,
por quererlo usar completamente desesperada...
Ideo un plan, mucho tiempo lo pensó y completamente decidida lo
inicio.
Una mañana le hablo al esposo a su oficina... Cariño, dejaron un paquete en
la entrada, no tiene remitente y viene a nombre de una persona, ya pregunte en
toda la zona y nadie lo conoce. Que raro! expreso el amoroso marido, deja llego
a la casa y lo veo contigo, no lo abras, no hagas nada hasta que llegue a la
casa...
Y así lo hizo, espero impaciente a la hora de su llegada, cuando llego el
paquete de inmediato se lo enseño... Que raro, no tiene remitente, pero tampoco
viene la compañía por la que se envía, esta un poco pesado, vamos a esperar un
tiempo para ver si alguien se presenta a reclamarlo...
Y con toda la angustia que era capaz de soportar, ella mas tiempo tuvo que
aguardar, impaciente, desesperada, las semanas pasaron, el atento marido tenia
otras cosas mas importantes que pensar, la angustiada esposa no pasaba un día
sin en su costoso reloj soñar...
Dos meses pasaron, a ella le era ya imposible contener la desesperación y
una mañana al esposo pregunto... ¿Por cierto, el otro día me acorde, siempre
vinieron por el paquete o que va a pasar con el?, Pues mira, contesto el, deja
me lo llevo a la oficina, si nadie viene hoy lo abrimos para ver que es lo que
nadie quiso reclamar...
Y a su oficina salió, por la tarde el le llamo... Mi vida, ya lo abrí, es
un reloj para mujer, esta muy bonito, en vista de que nadie lo reclamo quédate
con el, tengo unos documentos que necesito, por favor tráemelos y de una vez te
regresas con el...
La esposa no cabía de su emoción, saltando y gritando los documentos
recogió y a la oficina de su marido partió...
Ahí la secretaria la atendió comentándole que su esposo estaba en una
junta, le recibió los documentos y la pequeña caja le entrego... Tenga, esto el
licenciado me dejo para usted, me dijo que era lo que le había
comentado...
Ella abrió la caja, conteniendo la emoción, adentro vio en efecto un reloj,
pero no era su costoso reloj, era uno nuevo, de marca comercial, sencillo, tan
austero que al verlo sentía como su alma caía al suelo...
Conteniendo las lagrimas veía como la guapa secretaria ordenaba los
documentos que ella le entrego, atenta en el orden, con rostro inexpresivo,
seria y formal como siempre lo hacia, todo igual, nada diferente, nada
sobresalía, solo un hermosos y fino reloj... que orgullosa en su mano presumía.
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