Ya es tarde cuando llega a su cuarto, tiene la cabeza hundida en su cuello,
su cuerpo parece atrofiado por el estrés de las deudas que lo ahogan, tiene
meses viviendo así, lo que percibe siempre es menos de lo que debe, cada día se
acumulan más sus deudas, ya no tiene cosas de valor para empeñar o vender, ha
perdido todo lo que tenía por no poder recuperar las cosas, es tanta la presión
que empieza a tener fugas involuntarias de su negra realidad. Se prepara de
cenar y se acuesta, de inmediato queda profundamente dormido.
Muy temprano se despierta, entre sueños ha encontrado una respuesta a su
crisis, se le han venido a la mente soluciones tan simples para salir de sus
problemas que no lo puede creer, proyectos de negocio tan sencillos que parecen
obvios, es un despertar muy motivado, tanto que se levanta de inmediato, ya
tiene la respuesta para salir adelante, es tan fácil la solución a sus problemas
que le brota una gran sonrisa, estaba ahogándose en un vaso de agua.
Sale de bañarse y se prepara el desayuno, su sonrisa aún se mantiene en su
rostro lleno de arrugas, cada una marcada por el estrés en el que ha vivido los
últimos años, un rostro que solía ser hermoso cuando era joven, ahora, a sus
cuarenta y cinco años, aparenta tener por lo menos diez más, la fuerza de
gravedad está haciendo su trabajo, mostrando en el espejo a un naciente anciano
que refleja mucho más de su edad.
Empieza a desayunar cuando recibe la primera llamada del día, es el rentero
que le está exigiendo el pago de los meses atrasados, están a punto de juntarse
tres meses de renta y necesita que le pague o que le entregue el departamento,
él le pide que le dé solo un par de días más para poder tener el dinero, el
rentero ya no entiende de plazos, él necesita su dinero, discuten un par de
minutos más y cuelgan, tiene que abonar por lo menos un mes de renta y ese día
es día de pago, por lo menos va a poder pagar una parte de la deuda
Sale de su casa, su frente empieza a mostrar un ceño fruncido, no es muy
notorio, pero ya se empieza a notar, va caminando a la parada del colectivo
cuando suena nuevamente su celular, esta vez es el mecánico, tiene ya un mes que
arreglaron su coche y no ha tenido el dinero para sacarlo del taller, ya
necesita sacarlo, el mecánico ha invertido en refacciones y necesita recuperar
su dinero, ya lo ha esperado mucho tiempo, si no le paga va a tener que quitar
las piezas que le puso y desmontar el estéreo para cobrarse por su tiempo y
refacciones que no se pueden rescatar, tiene una semana para pagarle o recogerlo
en grúa, no le permite decirle nada más y le cuelga el teléfono, él se queda sin
decir nada con el móvil aun en el oído por unos minutos y lo baja lentamente,
tiene que sacar su automóvil antes de que le quiten lo que le pusieron y no
tiene dinero para hacerlo, la sonrisa con la que había amanecido ha desaparecido
por completo, cediendo su lugar a un rostro sombrío, con una frente que ya
refleja un ceño completamente fruncido.
Llega a la parada y espera paciente a que llegue el autobús, espera sin
moverse cuando suena de nuevo su teléfono, ahora quien le marca es su vecino
para avisarle que le estaban cortando la luz en ese momento, le pregunta el
vecino si quiere que los detenga en lo que él regresa para mostrarles el recibo
pagado pero él le dice que no lo tiene a la mano, que lo ha olvidado en la
oficina, el vecino se da cuenta que es una mentira y sin decir nada más se
despide. Él no había pagado la luz, no tiene con qué pagarla, ahora se sume en
un silencio profundo, debe dinero por todas partes y no sabe qué hacer para
poder pagar, trabaja como vendedor y sus ingresos son las comisiones que pueda
sacar, no tiene un sueldo fijo y no ha tenido ventas, por su edad no ha
conseguido un trabajo en otra parte, un empleo donde pueda tener un sueldo fijo,
donde tenga la certeza de contar con ingresos para poder salir adelante de sus
pendientes.
Llega su transporte y ocupa un lugar, perdido en sus pensamientos, el
brillante y motivador sueño que había tenido, con las soluciones a sus problemas
simplemente ha desaparecido, olvidado por completo, no recuerda ni siquiera
haberlo tenido.
Ahora esta solo pensando en todo lo que debe, ese día es día de pago, por
lo menos va a recibir algo para tratar de aminorar las deudas que lo asfixian,
lo primero que va a hacer es pagar la luz, lo único con lo que cuenta para irla
pasando es la comida que tiene en su refrigerador, lo último que tenia de dinero
lo gastó en comida, está esperanzado a que se mantenga fresco el día para que no
se eche a perder lo que tiene en la nevera.
Llega a su trabajo, de inmediato revisa su agenda, buscando promesas de
compra a las que pudiera darle seguimiento, pero no encuentra nada, no hay nada
que pueda intentar rescatar, no hay ventas a la puerta que lo puedan
salvar.
Llega la hora de la comida, todos salen a comer y él se queda en su lugar,
solo hace dos comidas al día, por la mañana cuando sale de su casa y por la
noche cuando llega de nuevo, no hay para más, se justifica con todos diciendo
que lleva para comer ahí en su lugar pero no es cierto, no lleva nada qué comer
ahí.
Cuando todos han salido se pone a buscar una oportunidad laboral, como
todos los días lo hace, mandando por internet su información, enviando a todos
lados su currículo, buscando en ciudades cada vez más lejanas, ya no importa
donde sea, no está casado ni tiene hijos, puede cambiarse de lugar sin ningún
problema.
Revisa su correo para ver si tiene respuestas y no encuentra nada, todas
las vacantes disponibles para gente de su edad son para vendedores, él ya está
muy viejo para un puesto gerencial, le falta la maestría que piden para trabajar
en un puesto de confianza, es un dinosaurio laboral a sus cuarenta y cinco años
de edad.
El día termina, todos los empleados son citados en el área de caja para
recibir sus sobres con la nómina, todos están formados, esperando sin prisa por
su pago, son atendidos de uno en uno, con toda la calma del mundo.
Es su turno, llega, recibe su sobre y firma, sin mostrar ansiedad lo guarda
en su pantalón, camina unos pasos, hasta estar seguro de que nadie lo ve y lo
saca para abrirlo, ansioso por confirmar cuánto le había quedado después de los
descuentos por los impuestos, al abrirlo se queda pasmado viendo al interior,
tiene sólo un par de monedas, es todo lo que tiene, revisa el recibo y ve que le
descontaron todo lo que le tocaba, había tenido un accidente con un vehículo de
la compañía y él había tenido la culpa, por contrato estaba obligado a pagar el
deducible del seguro, esto había sido dos meses atrás y mes tras mes le rogaba
al contador para que no se lo descontaran, ahora la diferencia es que no le
avisaron que lo iban a hacer, simplemente se lo descontaron, no le había tocado
nada, ese pago que esperaba era su única luz para ese oscuro destino, ya no
había nada mas de dónde agarrarse, no tenía de dónde más recibir dinero, ese
pago de comisiones era mensual, por lo que no tendría nada hasta dentro de un
mes... Si es que algo vendía.
Pasaron unos minutos, él solo estaba parado, con el sobre de la nómina en
la mano, sin decir nada, solo viendo al infinito, de pronto se empezó a reír,
primero de forma discreta, después a carcajada abierta, no paraba de reír, lo
hacía con tanta fuerza que su cuerpo se agitaba con cada carcajada, las lágrimas
le salían con tanta risa, todos lo voltearon a ver, no sabían qué pasaba, sólo
lo veían doblarse de la risa, con un sobre en la mano, así siguió, riéndose
hasta que algo pasó, algo en su mente se desconectó, perdió su contacto con la
realidad…
El cuarto que rentaba era amueblado por lo que sólo le sacaron su ropa, él
no se molestó en recogerla, nunca pensó en hacerlo, ahora sólo se la pasaba
caminando, hablando solo, hablaba de miles de proyectos que le iban a dejar
mucho dinero, le robaron su celular, no había forma de que lo localizaran los
pocos parientes que le quedaban, simplemente desapareció para muchos, el que en
algún momento fue un brillante vendedor ahora sólo era un sombra que vagaba por
las calles, hablando solo, con la ropa sucia y rota de dormir en las calles,
comía lo que se encontraba, lo que le daban. Nada le importaba, había perdido
por completo la lucidez en su cerebro, la gente que no lo conocía de antes se
acostumbró a verlo vagar por las mismas calles, le daban de comer, algo tenía
ese hombre que todos de él se compadecían, les daba a todos un poco de esperanza
el ver que alguien que no tenía nada... Podía tranquilamente caminar, siempre
con una gran sonrisa en la cara.
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