viernes, 19 de septiembre de 2014

Un año antes...

Era un hombre casado, con veinte años cumplidos en su matrimonio, la relación con su esposa era buena, tenían una gran comunicación y juntos, de la mano, sacaban a sus hijos adelante, siempre cumplido con sus obligaciones, nunca dejaba de pagar las cuentas, no acostumbraba beber y nunca se perdía con los amigos, era el esposo perfecto, pero como todo ser humano que habita en la tierra, tenía sus defectos...
 
En su casa trabajaba una muchacha haciendo la limpieza, ella tenía veinte años, era delgada, con un cuerpo firme por trabajar desde siempre en las faenas del campo, tenía poco que había llegado a la ciudad y nunca había trabajado en casa, el esposo nunca reparó en ella como alguien distinto a la encargada de hacer la limpieza, nunca le ponía atención, nunca se fijó en ella de forma morbosa.
 
Una tarde que regresó de la oficina la encontró limpiando el piso, se le había caído una lata con mayonesa por lo que estaba levantando lo que podía con un trapo, agachada en el piso, el escote de la playera que traía puesta dejaba ver parte de sus senos, ella no se daba cuenta de eso, estaba muy preocupada en limpiar el desastre que había causado por su descuido.
 
Él, desde la puerta, se quedó parado, viendo fijamente el suave vaivén de los jóvenes pechos provocado por los movimientos que hacía la joven para limpiar el piso, tenía veinticinco años que solo veía los senos de su esposa, desde que eran novios, durante ese tiempo nunca había estado con alguien más, los senos de su señora los había conocido, sentido, tocado, desde que eran unos frutos inmaduros, fue testigo de cómo fueron cambiando con el paso de los años, de cómo cambiaron como resultado de haberles dado la vida a sus tres hijos, él adoraba a su esposa, pero la pasión y el deseo ya formaban parte de su historia.
 
A partir de ese día, él empezó a buscar y provocar el acercamiento con la joven de la limpieza, se le acercaba de más cuando algo le preguntaba, cuando ella estaba de espaldas él buscaba cualquier excusa para pegarse a ella, primero de una forma muy sutil, después, al ver que ella no se quitaba, lo fue haciendo cada vez más intencional, hasta conseguir quedar bien pegado a ella, por el tiempo suficiente para aliviar las morbosas intenciones que cada vez lo movían más.
 
La joven sentía cómo estaba pasando todo esto, pero no sabía si era algo normal en la gente de la ciudad, la incomodaba sentirlo pegado a ella, pero también necesitaba mucho el sueldo que le daban, todo se lo mandaba a su mamá, ella era su único sustento.
 
Con el tiempo las cosas fueron empeorando, ahora él no se conformaba con solo quedarse pegado a ella cuando le daba la espalda, ahora también empezaba a acariciar su cintura con sus manos, su estómago, poco a poco, con una eterna paciencia, cada día avanzando un poco más, pensando que la pasividad de ella era una señal de aceptación, cuando solo era una señal de frustración por no saber cómo reaccionar, por miedo a perder el ingreso que recibía, por su ignorancia total a defender su integridad.
 
A las tres semanas de su paciente empeño, el hombre ya llegaba a acariciar la parte baja de sus senos, primero por arriba de las playeras que traía, ahora ya lo hacía metiendo sus manos bajo la ropa, la muchacha ya estaba acostumbrada a estos abusos, su patrona la regañaba por cualquier error que tuviera, así que nunca le pasaba por su mente, informarle de lo que estaba pasando.
 
El patrón, por su parte, cada vez se excitaba más con este perverso juego, iniciaba con ella y después terminaba en el baño masturbándose, como si fuera un joven puberto nuevamente, otras veces la misma esposa recibía la consecuencia de esto, al tener nuevamente relaciones por las noches, con la luz apagada y solo estando su esposo atrás de ella, nunca lo hacían de frente, ella no sabía que para él, esa solo era una forma distinta de masturbarse...
La relación entre los esposos cambió, si bien siempre había sido buena, ahora era mejor, él siempre estaba de buen humor, ella veía con gusto cómo ahora reía cada vez más, se dio cuenta de cómo su buen humor le llegó hasta la muchacha de la limpieza, que hasta su sueldo le subió.
 
El tiempo invertido por el cónyuge trajo sus resultados, una tarde que regresó al trabajo, estaba como siempre solo con la muchacha, a esa hora la esposa seguía trabajando y los hijos estaban en sus diferentes actividades relacionadas con la escuela, la joven estaba lavando unos platos cuando él se le acercó por la espalda, se le pegó como siempre lo hacía, acariciando su estómago, metiendo sus manos dentro de la playera, ella seguía lavando, como si nada pasara, él subió sus manos, poco a poco, hasta llegar a sus senos, los empezó a acariciar por encima del sostén, como ya lo hacía desde unos días antes, pero ahora hizo un nuevo movimiento, metió sus manos dentro y pudo, por primera vez, sentir la piel suave de sus senos llenando sus manos, sus pezones se endurecieron de forma natural, por reacción de su cuerpo, no necesariamente por gusto o satisfacción, él, al sentir los duros pezones, empezó a acariciarlos más, primero muy suavemente, después con más firmeza, tocándolos completamente, de arriba a abajo, plenamente, empezaba nuevamente, ahora desde las axilas y cuando empezaba a tocar el seno izquierdo se quedó quieto, sintió como un frio recorría su cuerpo...
 
En su mano sintió una bola, dentro del seno, una bola dura, no era médico, pero era un hombre casado por veinte años que había pasado muchas veces por los estudios preventivos del cáncer de seno, sabía cómo debía sentirse la consistencia de un tumor, había ido a cientos de pláticas, había escuchado al ginecólogo de su esposa hablarlo muchas veces, lo habían capacitado para saber cómo debía tocar los senos para sentir cualquier protuberancia, era ya un experto en toda la teoría que había disponible para descubrir el cáncer de seno, igual que cualquier matrimonio con tantos años de casado.
 
Cuando tocó la protuberancia, sintió cómo se le bajó la sangre al suelo, toda su excitación se murió en ese instante, solo pudo tocar de nuevo para cerciorarse de lo que ahí estaba, no había duda, era un tumor el que había sentido...
 
Él bajo sus manos, se separó de la muchacha, se fue a sentar en un sillón, con las manos en su cabeza, con el remordimiento devorando su cuerpo, intentando digerir ese descubrimiento.
 
Pasaron los minutos, llegó la esposa, al ver a su esposo sentado, pálido, se inquietó Hola, ¿Te pasa algo, estás muy pálido?
 
No, nada, estoy bien, solo es una mala noticia que me dieron en el trabajo, me habían comentado de una oportunidad para subir de puesto, ya me había emocionado y me llamaron hace unos minutos para decirme que se había cancelado el nuevo puesto.
 
La esposa, al escucharlo, de inmediato fue a abrazarlo, para consolarlo, amaba a su marido y cualquier cosa que lo afectara era como si le pasara a ella misma, No te preocupes, ya llegara otra oportunidad, cambia esa cara, no te quiero ver así.
 
El esposo, al escuchar sus palabras solo la abrazo, se le hizo un nudo en la garganta, no sabía que decir, era demasiado el digerir lo que había descubierto y el darse cuenta de todo lo que valía su fiel esposa.
 
Esa noche durmieron abrazados, el remordimiento que él sentía era muy grande, tenía que hacer algo, pero no sabía qué hacer, como decirle a su mujer lo que la joven estaba pasando, como le puedes explicar a cualquiera que haces un descubrimiento de ese tamaño, cuando solo lo puedes hacer tocando directamente la zona afectada, como justificar que se tocó un seno cuando nunca jamás tendrías porque hacerlo...
 
Ahora ya no llegaba temprano a la casa, llegaba como antes lo hacía, sin prisas, dejando bien programados sus pendientes de la oficina, ahora evitaba toparse con la joven en la casa, el solo verla lo llenaba de remordimiento, sabía que el tiempo pasaba, que era vital para ella que la viera un médico, un especialista, mil veces le explicaron que el cáncer de seno es curable... Solo si se detectaba a tiempo.
 
Él estaba entre la espada y la pared, no había forma de explicarle a su esposa que se había dado cuenta del tumor de la sirvienta y también sabia, que el tiempo corría para intentar salvarle la vida.
 
Pensó en despedirla para que se regresara a su pueblo, pero no pudo hacerlo, el remordimiento no lo dejaba hacerlo, pensó en mil excusas para mandarla a que la checaran, cuando había las campañas de prevención del cáncer de seno, pero por mas indirectas que le daba a su esposa, ella nunca pensó que eran para la muchacha de la limpieza, pensaba que se lo decía para prevención de ella.
 
Intento decirle al ginecólogo de su esposa, confesarle lo que había pasado para que la revisara, pero nunca se atrevió hacerlo, él era el medico de toda la familia de su esposa, íntimo amigo de su suegro, un par de veces quiso hacer una cita para ir a hablar con él, pero siempre se arrepentía a la ultima hora.
 
Así paso un año, hasta que no pudo más, ya no dormía, no se concentraba en nada, los remordimientos fueron acabando con su alma, hasta que, después de llorar como un niño, se lo contó todo a su esposa.
 
Ella lo miro, sin decir nada lo abofeteo, por la falta cometida, por haberla engañado, por haber jugado con la vida de esa joven, con lágrimas corriendo por su cara, pero con la mirada fría, la esposa le pidió que se marchara de su casa, ya sus hijos estaban grandes, no había que ocultar nada, ella sabía que nunca lo iba a perdonar, no por ella, por haber sido tan egoísta, de poner primero su mentira, antes de la vida de esa niña.
Ese mismo día, por la tarde, llevo a la muchacha al especialista, ya se le veía mal de salud, pero nunca la habían llevando con un especialista, solo médicos generales que nunca le mandaron hacer estudios, solo le prescribían algunas pastillas...
 
Le mandaron hacer muchos estudios, la patrona pago todo, después de una semana le entregaron los resultados de los análisis, el cáncer ya la había invadido, ya lo tenía en los pulmones, en un riñón y también aparecía en el hígado. El médico le dijo que ya no había nada que hacer, que era demasiado tarde, que la hubieran podido salvar... Si se lo hubieran descubierto un año antes.
 
 
 
 
 
 

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