Manejando iba una mujer llorando, con un ojo hinchado, los labios partidos,
la nariz rota. Desfigurada por la violencia familiar que vivía desde que se
casó, cuando su nuevo esposo mal interpretó un abrazo con un invitado,
golpeándola en cuanto llegaron al nuevo hogar, desde entonces así vivió...
Hasta ese día, que llorando iba, con su ropa cubierta de sangre, pero no
toda era suya, en el asiento a su lado iba un cuchillo tapado con una camisa
manchada de sangre, la misma camisa que traía su esposo... Cuando con saña la
golpeaba esa misma tarde.
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