Pedía al cielo una señal para saber si su
matrimonio se podía salvar o no. Algo que le dijera que oportunidad tenía de que
su esposa lo volviera amar, alguna manifestación divina que le confirmara si
iba a perder o no a su familia…
Y los dioses lo escucharon, enviándole la señal
que pedía; la encontró al abrir la puerta de su hogar, en forma de un papel
pulcramente doblado, donde venía escrito su nombre. El papel estaba tirado en
el piso; exactamente en el mismo lugar donde antes había una mesa, una mesa que
estaba cuando salió temprano de su casa. Una casa que ahora lo recibía… Completamente
vacía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog esta abierto a tu participacion y comentarios, solo te pido que seas prudente en tu forma de expresarte por el respeto que se merecen todos los lectores...