Tirado, con una mano sosteniendo los intestinos empeñados en brotar de la
profusa herida que no dejaba de sangrar, abierto el estomago, medio sentado, en
una pared recargado...
A un lado se ve el arma mortal, un cuchillo de carnicero, lleno de sangre
hasta el mango, afilado, alumbrado por la luz amarillenta de la calle
maltrecha.
A unos metros, viéndolo de frente, se encuentra quien busco su muerte, una
bella mujer con el ceño fruncido, con una mirada fría viéndolo desangrar, sin
mayor expresión en el rostro, solo la mirada satisfecha de quien consigue su
meta.
Por que has hecho esto? pregunta el, viéndose la mano cubierta de sangre y
entrañas, por que? voltea la mirada buscando sus ojos, la única respuesta es una
sola lagrima que sale del rostro helado de la juez que lo ha condenado y
ejecutado... Sin un juicio previo, sin la menor oportunidad de defender su
caso.
Solo unos minutos antes el estaba saliendo de un antro de mala muerte,
donde todas las noches puntual a media noche llegaba y partía por las
madrugadas, así cada noche, cada día, después de cumplir con la amorosa vista al
domicilio de su prometida.
Tenían unos meses que se habían comprometido, el era contador de un
despacho muy conocido, muy apreciado por todos sus colegas, con prometedor
futuro, de su carrera recién egresado...
Tenia un mes con esa doble vida, salía de la oficina, llegaba a la casa de
la prometida, de donde al antro partía, solo unas horas dormía, así todos esos
días...
El desvelo ya se hacia presente, profusas ojeras se veían en el joven
rostro, agotado por pocas horas de sueño, señales inequívocas que algo no estaba
bien, evidencias que la celosa novia empezó notar, respuestas se empezaron a
concluir, negras sospechas empezó a intuir...
Las pocas horas de sueño también afectaron el libido del joven contador, la
guapa joven acostumbrada a ser poseída cuando la oportunidad se presentaba noto
que ya no era tan solicitada, definitivamente algo pasaba...
Como toda mujer celosa segura de la traición inminente empezó a revisarle
detalladamente toda su ropa, documentos, estados financieros, todo aquello que
sirviera de evidencia de como ante la sociedad la estaba poniendo en
vergüenza...
Sus ropas sucias con olor a cigarro solo le afirmaron las sospechas, el
prometido no fumaba, no cabía duda, en malos pasos andaba...
Una noche como tantas, después de despedirlo amorosamente, espero a que
partiera y lo siguió sigilosamente, como tigre a su presa.
Lo vio llegar al antro, como todas las noches lo hacia, como puntual
asistía, ella sintió como su sangre hervía, como era posible, si solo para ella
el ojos tenia, eso incansablemente siempre le decía.
Se asomo por la puerta, ahí lo vio, junto a una bella cajera, sonriendo
ambos, como cómplices amantes, el algo le dijo al oído, ambos sonrieron y por
una puerta se perdieron...
Ella enloqueció en ese instante, ya tenían todo para su boda arreglado, las
invitaciones todas entregadas, familiares lejanos su asistencia confirmada,
todas sus amigas de otra cosa no hablaban, para todas eran la pareja perfecta,
no podía ni pensar en esa humillación que ante todo y todos por culpa de su
infame prometido estaba a punto de sufrir.
No lo podía permitir, no lo iba a permitir, sus padres se iban a morir de
vergüenza, sus amigas iban a tener la perfecta venganza de todas esas veces que
de ellas se burlo de sus andanzas, no, primero muerta que vivir con esa
pena...
Con esa determinación partió, llego a su casa buscando el arma para
castigar de una forma ejemplar la falta cometida, el condenado había sido
juzgado y estaba por cumplirse la fatal sentencia...
Tomo un cuchillo que su padre usaba para cortar los costoso cortes de carne
con que agasajaba a sus importantes amistades, cegada por la ira, regreso a la
guarida de ese amor traidor, afuera espero, pacientemente, como solo las fieras
por instinto esperan a sus presas, oculta en la oscuridad, con una aterradora
serenidad...
El momento llego, el prometido de ese lugar salió, sonriendo, relajado, el
muy desgraciado...
El sentenciado llego a su automóvil, estaba abriendo la puerta cuando en
una voz familiar su nombre escucho, volteo y sin aviso previo una acuchillada
recibió, sintió como en sus entrañas penetro, la herida mortal su piel desgarro
y sus intestinos broto.
Que has hecho? por que? preguntaba mientras intentaba seguir de pie,
intento acercarse a ella, pero como respuesta solo una segunda cuchillada le
dio, tropezando hasta una pared llego y ahí se derrumbo.
Esto y mas te mereces, de mi no te vas a burlar, ella le grito y el
cuchillo de nuevo le clavo, el no tenia la menor idea de lo que su amada le
gritaba, solo sentía como su vida poco a poco se marchaba.
Unos minutos mas y de lado cayo, las heridas profusas fueron mortales por
necesidad, el estomago le abrió y el hígado partió, la agonía fue grande, no por
la herida, si no por de quien la recibía...
El murió con ese mudo verdugo que satisfecho partió cuando su obra termino,
con una serenidad que daba escalofríos, tranquilamente manejo, a su casa llego.
Se lavo sin prisas la sangre de sus manos, la ropa manchada se quito, consiente,
fríamente consiente de la justicia que fue a ejecutar, con esa frialdad tomo el
teléfono y a su padre se puso a marcar... Padre mío, es solo para avisarte que
boda no abra, he descubierto a ese infeliz con una mujer en un bar y como tu
siempre nos has dicho de mi nadie se va a burlar.
Pero hija, de que hablas? que haces despierta a esta hora? tu prometido
esta ahora, como desde hace semanas, cubriendo un trabajo provisional, llevando
la administración de un bar propiedad de un socio, que por lo peligroso del
lugar el ya no podía cuidar, tu novio por todos los muebles que tiene que pagar
a ese nuevo trabajo todas las madrugadas puntual se presenta a trabajar... Por
favor no te precipites como siempre lo haces, el lo único que hace es trabajar
de mas para poder armar tu nuevo hogar...
Ella sintió como todo se oscureció, soltó el teléfono, sus piernas
temblaron y su peso no aguantaron, cayo al suelo, la cara sin gesto se deformo
en un grito desgarrador, estaba media sentada, después histérica medio
recostada, su cuerpo sumido en un incontrolable temblor, recostada exactamente
igual... como dejo al infame traidor.
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