Desde la desarreglada cama ella lo veía, era un joven Adonis admirándose en
el espejo, tenía un cuerpo de atleta resultado de horas dedicadas al gimnasio
con una estricta dieta...
Ella era una mujer esbelta, con un porte de reina, siempre enjoyada, tenía
un poco más de sesenta años, no recordaba bien cómo fue que empezó esa aventura,
no lo recordaba ni le importaba, era feliz, se sentía plena, emocionada y como
hace mucho tiempo que no sucedía... Se sentía satisfecha.
Las amigas de su edad Cougar le decían, ella solo sonreía cuando las
escuchaba, se sentía envidiada por la mayoría, Si por ellas fuera, todas un
hombre así tendrían, pensaba para sus adentros.
Ella lo conoció una noche en un bar, acudió con sus amigas y al transcurrir
la noche, termino sentada platicando con ese atractivo joven, esta noche no pasó
nada, solamente se conocieron, pero a partir de esa noche... Raras coincidencias
sucedieron.
Primero lo vio de nuevo en el gimnasio que ella siempre frecuentaba,
después, en sus rutinas diarias siempre se lo encontraba, ella disfrutaba esas
raras coincidencias, Es el destino, siempre se decía, no recordaba que en
aquella noche en que se conocieron, ella le conto todos los detalles de su vida,
no hay nada más frágil, que una mujer ilusionada.
Las coincidencias siguieron, donde quiera se encontraban, después ya juntos
iban a todas partes, disfrutaban de las mismas cosas, compartían los mismos
gustos, ella estaba completamente ilusionada, la primera noche en que el la hizo
suya, ella quedo convencida de que realmente era el amor de su vida...
Los regalos de ella para el llegaron, relojes varios, cadenas de oro, los
mejores trajes, las mejores prendas, todo de marca, todo lo que aquel semental
merecía...
Primero eran regalos espontáneos lo que ella le daba, después fueron
regalos para cumplir los caprichos de su joven amante, caprichos que se hicieron
cada vez más demandantes. El amor ciega, pero más ciega la necedad de quien no
quiere ver, le puso un departamento en el centro de la ciudad, se lo equipo con
una enorme televisión de pantalla, sillones de cuero, con un extenso
guardarropa, llego un momento que todo esto junto con las joyas y relojes a sus
cuentas hicieron mella, ella tenía dinero suficiente para vivir tranquilamente
lo que le quedaba de vida, pero ese capricho le hizo gastar tanto dinero, como
si tres vidas hubiera vivido ya.
Esto siguió y cuando menos ella lo esperó, en la quiebra quedó, las bancos
de las tarjetas de crédito sin pagar su casa le fueron a embargar, perdió donde
vivir, perdió su estabilidad, sus hijos perdonaron su imprudencia y juntos le
pagaron una modesta vivienda.
El guapo novio en cuanto vio sus entradas mermar, de la misma forma en que
a su vida llegó, igual de repentino, con todas las cosas nuevas, desapareció, se
llevó todo lo que le había comprado, ella ya no supo de él, solo tenía las
inmensas deudas como recuerdo de ese amor desenfrenado.
Los meses pasaron, de la quiebra nunca se repuso, del ánimo solo con la
ayuda de familia y amigos se compuso, el recuerdo del joven amante, como un mal
sueño en sus recuerdos quedo difuso.
Pasaron un par de años, era el cumpleaños de su hijo mayor y todos fueron a
un bar, llegando vio a una vieja conocida, una muy guapa señora de su misma
generación, estaba sentada en la barra platicando y riendo con un joven apuesto,
Mira que emocionada esta mi amiga, le dijo a su hijo... La amiga volteo y al
reconocerla de inmediato se levantó y la fue a saludar.
Ven, acompáñame, ¡Acabo de conocer a un joven ejemplar! ¡Ven, que te lo
tengo que presentar!... Contagiada con la alegría de su amiga la acompaño, el
referido galán estaba de espaldas a medio voltear, la conocida le toco el
hombro... Mira, ella es mi amiga, te la quiero presentar.
El sonriente Don Juan, con la mejor de sus sonrisas volteo, solo un instante la sonrisa
le duro, una bofetada cruzo su cara, tan fuerte se escuchó, que todos callaron a
su alrededor.
Era el mismo joven amante que su fortuna exprimió, la amiga incrédula
airada le reclamo, ¡Qué demonios te pasa! ¿Estás loca?
No, ella serenamente le
contesto, Simplemente es mi forma de darle las gracias a este joven galante...
Por todo lo que me quito.
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