Después de tantos años te vuelvo a encontrar, cuando ambos vivimos tan
alejados, ciudades tan distintas, cada uno con su propia familia...
El encuentro fue imprevisto, ninguno lo esperaba, sincronías de la vida que
nunca te explicas, coincidencias que simplemente suceden, han pasado tantos
años, tantas cosas, tantas vidas, tanto tiempo que he olvidado por completo por
qué nos dejamos, el por qué nos separamos, el por qué no terminaste aquí,
caminando a mi lado.
Ahora te veo venir, compartiendo la misma acera en vidas tan distintas,
vienes caminando con dos niñas, supongo que son tus hijas, una tiene tu misma
sonrisa, la otra tus bellos ojos, es como si el caprichoso tiempo se detuviera
un momento, el suficiente para dar cuenta de todos los detalles, del brazo de el
en tu talle, en tu mirada fija en las niñas, en la sonrisa de todos, como en una
complicidad de algo que solo ustedes saben...
No has advertido mi presencia, bastante ocupada estas respondiendo alguna
pregunta de tu hija, tu esposo atendiendo una llamada, que perfecta se ve tu
familia, sin estar todos atentos a nadie todos se ven tan unidos.
¡Has subido de peso! No puedo evitar mi sonrisa, me sorprende porque
recuerdo de todo lo que antes te cuidabas, cuando lo único que tenías que cuidar
era solo tu peso, cuando nada más te importaba, cuando no tenías esos dos
hermosos motivos que ahora te acompañan.
Tienes el mismo gusto para vestirte, claro, ahora más formal, ya eres una
señora, pero sigues usando esos accesorios que le dan un toque informal a todo
lo que te ponías. ¡Cómo nos divertíamos cuando te acompañaba a comprarlos, como
te probabas mil cosas para solo comprar una sola..!.
Sigues usando el cabello largo, ahora lo tienes dos tonos más oscuro,
supongo que por las mismas canas que adornan mi pelo, te queda muy bien, le da
elegancia a tu rostro, resaltan más tus hermosos ojos...
Estamos ya a solo unos pasos, espero que no voltees, es mejor que solo uno
de nosotros haya regresado en el tiempo, qué caso tiene abrir un libro del que
ya ni recordamos por qué lo cerramos...
¡Ups! El tiempo se ha detenido una fracción de segundo ¡Has volteado a
verme! Supongo que al sentir mi mirada, me has reconocido, ¡Eso es seguro! Al
igual que yo de inmediato reparas en la persona que me acompaña, al igual que
conmigo el caprichoso tiempo se ha detenido una fracción de segundo, el
suficiente para darte cuenta de todos los detalles, tu disimulada sonrisa así me
lo ha dicho…
Debes haber visto mi pronunciado estomago que ahora es la tumba donde
descansa aquel que era tan deportista, las canas que inundan mi cabello y que me
dan ese toque tan aristocrático que tanto me alaban mis alumnas, claro, cuando
quieren que les mejore sus notas....
Sé que has visto a mi esposa que tiene la costumbre de caminar abrazada de
mi brazo, te habrás dado cuenta que es más joven que yo y que está embarazada,
te habrás preguntado cuantos meses tiene, me hubiera encantado haberte
compartido que ya son ocho los meses que llevamos de espera.
Tu mirada ha regresado a mí, ambos nos damos una sonrisa sincera, de las
que salen de lo más profundo del corazón, de esas que te dicen tanto sin
expresar una sola palabra. Con la mirada nos hemos saludado, nos hemos abrazado,
nos hemos felicitado y nos hemos dado un beso de hermanos, deseándonos lo mejor
para después separarnos poco a poco.
Estamos pasando uno a un lado del otro, sosteniendo la mirada como
estirando los brazos para evitar separarnos, hasta quedar completamente alejados
cuando perdemos la mirada, para seguir cada uno por su camino… En esa misma
acera de nuestras vidas tan separadas.
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