miércoles, 9 de abril de 2014

Un ángel…


Encerrados en este purgatorio que sirve de puente entre la gloria y el infierno, a solo centímetros de distancia, tan alejados que no se pueden tocar nuestras manos, tan cerca que se pueden mezclar los alientos, tan distantes que no se ni tu nombre, tan próximos que floto en tu aroma, tan lejos que no puedo alcanzarte, tan pegados que siento el calor de tu cuerpo, tan separados que te vuelves un sueño, tan juntos como bambúes compartiendo raíces sin nunca unirse, tan distanciados que nunca volteas a verme, tan unidos compartiendo un mismo destino,  tan intocable entre tanta gente…
 
Viajes entre pisos que nunca terminan, siempre coincidimos a la hora de la salida, ¿Quién eres? Eres un misterio, formas parte de los pisos de arriba, como le corresponde a un ángel su lugar en el cielo, nunca me doy cuenta cuando subes, solo cuando desciendes entre mortales que pacientes esperamos el volver a verte...
 
Purgatorio flotante que abre sus puertas a la gloria cuando tu entras, en este corto viaje que compartimos en un cosmos de una sola estrella, un astro con un gran resplandor. Un ángel que convierte en paraíso... Un simple elevador.
 
 
 
 

cuento corto, elevador

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