Son las seis de la mañana, es hora de levantarme para irme a trabajar. Me
levanto de la cama lo suficiente para asomarme a la ventana; está lloviendo
afuera, es una tormenta que me invita a seguir acostado. Cierro la cortina y de
nuevo me acurruco a tu lado, abrazado a tu espalda, sintiendo tu tranquilo
respirar; mientras le doy las gracias al cielo, por obligarme a quedarme
abrazado a ti... Un rato más.
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