Y la repuesta me llegó, justo en el momento en que tenía que
me tenía que llegar, en el momento en que más la necesitaba. Cuando más tiempo pasábamos
juntos, cuando ya compartíamos los fines de semana, cuando hasta las salidas más
vulgares se volvían algo importante. Cuando contigo me reía de las cosas más
simples, cuando lo más simple lo celebrábamos como el evento del año.
Justo en ese momento me llegó la respuesta, cuando con una
gran sonrisa en tu bella cara me decías que me empezabas a querer, que yo me
estaba convirtiendo en algo importante en tu vida. Me llegaba la respuesta cuando
me dabas ese abrazo que arropaba mis palabras con mis pensamientos, callando
una contestación que tú nunca me pediste, pero que yo a mí mismo me exigía,
cuando abrazado a ti, veía en el fondo de tu mirada… A tan solo una gran amiga.
Sintiéndome impotente ante este déjà vu, donde ahora me tocaba
a mí estar del otro lado del espejo, de ese lado donde tantas veces me vi
reflejado, suplicando por el ser amado. Desde el lado donde solo vemos las
consecuencias, pero que no somos participes de los actos. Ahora yo me veo de
ese otro lado del espejo, donde se refleja a quien ahora tengo en mis brazos, donde
se refleja una mujer feliz de sentirse enamorada de mí, donde ese reflejo no
refleja lo mismo que ella empieza a sentir, porque al reflejo de su espejo…
Ahora le toco no sentir, como tantas veces anteriores a él, le toco vivir.
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