domingo, 7 de junio de 2015

Una vida sin vida...

Ya pasan de las doce de la noche, ella está sentada frente a su laptop, dándole un último vistazo a sus perfiles en las diferentes redes sociales donde socializa activamente.

Ese día agregó a nuevos amigos, se enteró de muchas noticias de sus amistades virtuales, publicó nuevas fotos que fueron muy bien recibidas.

Esta feliz por la respuesta positiva de tanta gente a cualquier cosa que ella publica, señal clara de que es alguien bien aceptado por todos aquellos con los que está conectado.

Da un nuevo repaso solo para confirmar que no haya más novedades que se le estén escapando. Baja la tapa de su máquina y se levanta de la mesa en la que solo hay una única silla.

Va al refrigerador, saca un litro de leche para servirle a su gato, su único compañero en la vida que es en verdad palpable. Le sirve en un pequeño plato mientras el fiel animal pasa por sus piernas. Ella lo carga, lo mima un rato para después dejarlo en el suelo para que se tome su leche.

Va a su cuarto donde prende la tele, no la ve, es solo para escuchar ruido en lo que se desviste para acostarse en su cama. Se pone una playera, se acuesta; da una repasada a los diferentes canales del televisor, ve que no hay nada que valga la pena y lo apaga.


Sin otro ruido que el ronronear de su gato que está  acostado a un lado de su almohada, ella cierra los ojos; sonriendo por los cientos de likes que en sus perfiles ha obtenido. Mientras la noche la desconecta de esa vida sin vida social, que todos los días la llena... De tantos buenos comentarios.





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