Y mientras tanto, en el centro táctico de la liga de la justicia,
los superhéroes que alguna vez se llenaron de gloria, ahora lamentan la falta
de villanos que justificaran el alto subsidio con el que vivían del gobierno.
Superman da un fuerte manotazo en la mesa
reforzada, preparada específicamente para aguantar los poderosos berrinches de
los agremiados, mientras reclamaba airadamente - ¡No es posible que ahora nos
quieran recortar el presupuesto, después de todo lo que hemos hecho por el mundo!
- Se lamentaba, mientras era observado en silencio respetuoso por los otros
integrantes - Si ahora ya no sufrimos ataques es porque hemos terminado
con todos los villanos que atentaban contra la raza humana - concluyo dando
otro sonoro manotazo.
Los otros lo veían, todos, a excepción de
Superman, habían sabido capitalizar lo que en su momento recibieron como
premios, recompensas, donativos de gobiernos agradecidos. Se habían casado, habían
formado sus propias familias, algunos aprovecharon su fama para hacerse
publicidad de sus propios negocios convirtiéndose en prósperos empresarios. Otros
habían registrados sus nombres y percibían regalías por la venta de playeras,
muñecos, juguetes.
Todos supieron aprovechar su momento a excepción de Superman
que se durmió en sus laureles y alguien más registro su nombre. Esta otra
persona estaba haciéndose rico con lo que percibía de regalías, de hecho el súper
héroe ya solo usaba el nombre de Superman como una atención del dueño de la
marca, como agradecimiento de todo el dinero que percibía, ya que al propio
Superman ni su propio nombre le pertenecía. El otrora héroe mundial ya que iba
en la décima demanda intentando recuperar la marca, pero sus súper poderes no
pudieron vencer un sistema dominado por la burocracia, en un gobierno que estaba
dispuesto a demostrar que nadie podía pasar por encima de la Ley, ni siquiera
aquellos que gracias a ellos, pudieron conseguir esa paz que pudo lograr fortalecer al gobierno
actual.
Superman era el único que pasaba por una
crisis personal y financiera, su matrimonio había fracasado por sus innumerables
infidelidades. Nunca pudo controlar una súper lujuria que era constantemente
alimentada, cuando sentía y olía que las mujeres se excitaban al sentirlo cerca,
sentía que las feromonas que exudaban las mujeres cuando lo tenían cerca
perforaban su cerebro.
Siempre conservó un físico excelente, primero para hacerle frente
a los malhechores, después por la pura vanidad de saber la admiración que
despertaba en el sexo opuesto, aunque también era sabido que le gustaba
experimentar con algunos seguidores del mismo sexo.
Después de escucharlo debatir sobre los
recortes al presupuesto que el gobierno les tenía asignado, todos sus
compañeros se empezaban a mover inquietos en sus sillas, tenían asuntos más
importantes que escuchar las quejas de siempre, de escuchar las mismas
historias que ya todos se sabían, de las innumerables veces que salvaron al
mundo de peligros extraterrestres. Realmente ya a sus compañeros no le
interesaba formar parte de una liga que solo les quitaba tiempo para sus innumerables
compromisos sociales y empresariales. Ya no había motivos para juntarse, solo
para las fiestas personales, ya que todos eran ahora compadres unos de otros,
ya la vida de peligros y aventuras había quedado muy atrás y algunos hasta pena
sentían de recibir un dinero por un trabajo que tenía muchos años que no hacían.
Superman, al verlos cada vez más apático
de sus quejas, se daba cuenta que se estaba quedando solo en su lucha por
seguir siendo mantenido por el gobierno, últimamente empezaba a juntarse con
personas que no eran las correctas, pero que siempre estaban dispuestos a
escucharlo con tal de que saliera con ellos en las fotografías que después subían
a sus redes sociales. El superhéroe se había convertido en una broma social,
donde era solo invitado a fiestas privadas para entretener a los presentes con
sus historias y verlo desfigurar con sus muestras de fortaleza cuando estaba ebrio,
nada como terminar la fiesta viendo a un Superman destrozar un edificio al
volar sumamente tomado.
La ciudad se empezaba a cansar de este héroe
que se estaba convirtiendo en un renegado social, el colmo fue cuando unas cámaras
de seguridad lo descubrieron cuando entro a la bóveda de seguridad de un banco,
solo para pagar una apuesta que había hecho. Nunca tuvo la intención de robar,
solo era entrar y salir para demostrar que no había nada que no pudiera hacer,
una apuesta de cantina que fue la gota que derramo el vaso, ahora ya ni sus
propios compañeros de la Liga de la Justicia estaban ya dispuestos a
aguantarlo.
Las malas compañías siempre ocupan los
espacios vacíos que nadie más está dispuesto a ocupar, no tardaron en
contactarlo gentes que vieron en Superman una oportunidad para encontrar un
aliado que los pudiera ayudar a empezar de nuevo los negocios que dejaron sus
abuelos, cuando la Liga de la Justicia acabo con ellos.
El superhéroe ya estaba muy deprimido, sus
sentimientos, al igual que sus poderes, estaban multiplicados en cientos de
veces en comparación con los de los humanos, por lo que un momento de depresión
era mucho peor en ese ser especial, una soledad y frustración que ningún humano
pudiera imaginar y a la que estos cachorros de malhechores vieron como una
oportunidad.
La tentación llego en una hermosa mujer,
que de inmediato hizo sucumbir al antes invencible Superman. Bastó solo
dedicarle tiempo, escucharlo, comprenderlo, darle por su lado, remarcándole y confirmándole
lo injusto que el mundo era con el más poderoso de los superhéroes para tenerlo
de su lado.
Pronto la historia cambio, el mundo que antes vivía en paz, de un día
para otro sufrió las fugas de los perores criminales que pagan condenas de
cadena perpetua. La Liga de la Justicia pronto fue superada por unos villanos
que se habían mantenido en forma todo el tiempo que habían pasado encerrados,
la vida social de ricos empresarios habían dejado fuera de forma a los únicos
que podían detener esta embestida...
Todos se preguntaban en donde estaba el Superhéroe que pudiera
detener todo esto, pero de Superman ya nadie supo nada.
Había rumores que decían que vivía ahora
en una lejana isla, donde se había fincado un palacio a donde todos los
villanos acudían a rendirle tributo y a darle una participación de los jugosos
botines que conseguían. Ahora fungía como un Padrino de una mafia a la que
nadie podía hacerle frente. La Liga de la Justicia había desaparecido, cada uno
de los miembros fue atacado, acabado y muerto. Cada miembro tenía su propio talón
de Aquiles, esta era una información que pocos sabían, únicamente los miembros
de la Liga de la Justicia sabían la forma en que podían matar a cada uno de
ellos. Una información que se compartió en su momento para ayudarse a
protegerse unos a otros. Una información que valía oro y que fue aprovechada
por una Súper Malicia generada por un Súper Renegado, fruto de una Súper
Amargura de alguien que siempre necesitó... Solo ser Súper Amado.
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