viernes, 15 de enero de 2016

Una fuerte lección...

Un niño de seis años, aburrido por no tener con quien jugar, hacía de la cocina su patio de juegos. La madre, quien estaba preparando la comida antes de irse a trabajar en su segundo turno del día, le gritaba que estuviera en paz. El niño, como pasa en muchos pequeño de su edad cuando están aburridos, no hacía caso de los reclamos de su madre; estaba muy concentrado agarrando vasos, platos, sartenes y cucharas para usarlos como tambores, en un concierto del que él mismo escribía la música que iba ejecutando.

La mama, ya fuera de sí, le grito nuevamente - Deja de hacer ruido, si no lo haces, voy a hacer que te acuerdes de mí…- 

El niño siguió jugando, la madre aventó las cosas que tenía en las manos, corrió a donde estaba jugando su único hijo y ciega de furia le dio la lección que le había prometido; una lección donde el niño aprendió a jugar sin hacer tanto ruido… Así cómo también tuvo que aprender a comer de nuevo, a caminar nuevamente, a hablar cuando pudo de nuevo emitir palabras, cuando después de varios meses despertó del coma que le produjeron los golpes que recibió, cuando la madre decidió, darle esa fuerte lección.




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