Estaba un rey sentado en su trono, un trono de un reino vacío.
Su mirada cansada esta fija en un punto, enfocada en un recuerdo que va más allá
de la pared que simula un falso muro entre el monarca y sus pensamientos.
Esta sentado, recargando su peso en el brazo derecho que
descansa a un lado del sillón donde está sentado, un viejo sillón de piel que
le ha servido de patíbulo, para romper los sueños de las mujeres que a su lado
han pasado, ninguna se ha quedado, ninguna ha valido la pena de mantenerla a su
lado. Un sillón que forma parte de un muy fino escritorio, de una elegante
oficina. Con finos detalles de muy buen gusto, detalles que hacen alarde de que
a ese rey no le importa el precio de las cosas, solo importa el querer que sean
propias.
Afuera su reinado se aprecia vacío, solo adorando con el
ruido de cientos de trabajadores que desquitan un sueldo consiguiendo las metas
que les han marcado, metas fijas, metas que esperan a ser alcanzadas, mientras
esos hombres se parten el alma para lograrlo y no quedarse sin llevar el pan a
sus casas.
En el ambiente flotan incontables llamadas telefónicas, de
clientes que esperan ser atendidos, de esponjas que esperan ser exprimidas, de
tierras fértiles que han sido de nuevo fertilizadas, para seguir cosechando
dinero en cada nueva temporada.
No hay reina en ese reinado vacío, algunas llegaban buscando
ocupar ese puesto, pero la oleada de doncellas practicantes buscando una
oportunidad de trabajo es demasiada tentación para quien está acostumbrado a
tenerlo todo, y es demasiada humillación para quien pensaba que podría ser la única,
en un corazón que tiene mucho tiempo que había dejado de latir, y que ahora
solo era una bóveda para guardar los trofeos de un hábil cazador. Un cazador
acostumbrado a atrapar a sus presas en una red que compraba voluntades, en una
red que rompía la más puritana crianza, una red que mezclaba las perores
perversiones con los mejores principios.
El poder y el dinero de ese reinado tan vacío habían aburrido
a ese Rey que estaba acostumbrado a tener todo lo que había querido, un rey tan
cansado y aburrido... Que ahora se había propuesto ser el presidente de los
Estados Unidos.
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